El juego

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Eran ya demasiados días en los que me despertaba realmente caliente. No sabía lo que me estaba pasando... ardía por dentro, mi mente empezaba a obsesionarse nada más abrir los ojos por un solo deseo... lo único... lo vital... el sexo.

Aquella mañana me volví a despertar, al lado de mi marido, empapada. En mis entrañas se estaba formando una voraz obsesión... ya no podía más, necesitaba dar placer a mi sexo de cualquier manera y no era suficiente hacerlo del modo tradicional... hasta ahora, despertaba con caricias a Pedro y le follaba como una posesa o me masturbaba introduciendo mis dedos en el coño mientras un consolador de 25 centímetros me daba placer por el ano. Pero aquello era cada vez más insuficiente, necesitaba cosas nuevas y mi imaginación empezó a ser cada día más creativa, encontraba esas “cosas”... eran de lo más asqueroso que pude pensar, pero era lo que me valía.



Como os decía, aquella mañana me volví a despertar completamente mojada, los deseos más sucios empezaron a fluir de mi mente y, al contrario que otros días, dejé llevarme... me levanté y fui al baño. Allí sentada, totalmente desnuda, excitada al máximo y con el corazón latiendo a tope me vino la imagen de mi vecino Julio... necesitaba hacer algo distinto... lo más sucio posible y con el morbo añadido de tener a mi marido en el dormitorio. Me limpié y, de momento, para saciar mi sed de sexo, llegué como pude al lado de Pedro que ya se estaba empezando a despertar. Cuando notó que estaba desnuda y tan caliente se pegó a mi espalda dejando su duro miembro sobre mi culo y la mano tapándome el coño... aquel momento me sobrexcitó lo cual provocó que diera un gran gemido. El también estaba a cien... llevó su mano derecha sobre mi pecho acariciando los pezones que estaban duros como una piedra, me empujó para que me pusiera boca abajo y tras unos besos que me volvían más loca aún introdujo su lengua en mi ano hasta que notó que estaba muy lubricado momento que aproveché para rogarle que me follara... me puse a cuatro patas y dejé que diera rienda suelta a su imaginación... me conocía bien. De pronto giré la cabeza y allí estaban nuestros cuerpos desnudos... el espejo estaba siendo testigo de lo que allí estaba pasando y era la primera vez que ese espejo me daba un tremendo morbo ya que veía el cuerpo de mi vecino plasmado en aquel cristal...

el que en ese momento me estaba follando era él,
cuando al acabar me limpió el agujero... era él,
cuando le limpié su polla de todos los fluidos... era él,
yo era la esclava de mi vecino. Mi marido no existía.


Por la noche, mientras que Pedro se fue a cenar a las afueras con sus compañeros del trabajo, se volvió a despertar la bestia que llevo dentro... empezó mi corazón a latir rápidamente... me iba sintiendo, según pasaban los minutos, cada vez más sucia y con ganas de “jugar”... ser muy traviesa...

¿me atrevería con todo?
Me duché y puse mi vestido más provocativo... tenía ganas de sentirme sexy... Bajando las escaleras hacia la casa de Julio, noté que iba totalmente distraída de lo que estaba haciendo... solamente hacía caso a lo que me dictaba mi sexo que en aquel momento era como un imán, atraído por el otro polo. Llegué a su puerta... me abrió... le di dos besos... saltaron chispas de nuestras caras. Estábamos callados, sólo con nuestras miradas sabíamos lo que queríamos. Pronto, al ver que él no se decidía, rompí el hielo que allí había abalanzándome sobre su exquisita boca... tan sensual... con labios carnosos. Nos dimos uno de los besos más dulces y a la vez apasionados que, desde mi adolescencia, había dado a alguien... fue interminable... ninguno de los dos podíamos despegar nuestras bocas, jugando con la lengua, buscando con ella todo el placer que pudiéramos encontrar...

tragándonos los jugos.
Fue empezar, como dos posesos, no podíamos acabar... necesitábamos sexo, como fuera... como surgiera, sin límites. Me agaché hasta llegar a su bragueta y enérgicamente se la abrí. Le bajé los pantalones quedando un gran bulto bajo sus calzoncillos el cual apreté con fuerza descomunal. Se los quité y quedó libre su gran polla... tiesa... caliente, asi que empecé a lamer como si fuera su gata, primero el glande, suave y terso, después su ancho tronco lleno de hinchadas venas. De pronto él me empujó la cabeza para que la bajase hasta sus huevos...

Yo era su gata, él mi dueñoAsí que me los metí enteros en la boca... dándole placer. Él chillaba... entonces, saqué la lengua y, deslizándola, la fui subiendo hasta llegar a su gran cabeza por la cual ya estaba saliendo semen. Recuerdo que me pidió que tragase todo... era placentero para mí, tenía un sabor... agridulce y estaba caliente, pero era mi amo y yo no solo tenía la obligación sino que estaba entusiasmada. El hecho en sí era puro morbo... mi marido podía volver a casa en cualquier momento... yo, dos pisos más abajo, desnuda en la cama de mi vecino... pero era lo necesitaba.


Cuando terminó de correrse, coloqué mi coño sobre su boca y mientras le limpiaba todo el resto del liquido blanquecino que le quedaba, él me chupó con gran ahínco... mordiendo mis labios, metiendo la lengua.... sorbiendo. Cuando noté que estaba de nuevo bien excitado, le abrí con las dos manos mi culo dejando el ano a su alcance... sabía como eran los tíos en la cama y el culo es una de sus debilidades... solo era cuestión de esperar qué reacción tendría mi vecino. Y así fue... comenzó a masturbar con su dedo mojado toda la zona hasta que lo metió poco a poco, primero uno hasta el fondo haciendo círculos, después dos y hasta tres... yo daba gritos... placer y dolor... era encantador, otra vez mi amo estaba en mi interior. Sacó sus dedos y mientras me los metía en la boca obligándome a tragar todo lo que había sacado, me puso hacia arriba, él se colocó a los pies de la cama con su polla bien tiesa y, subiendo mis piernas, empezó a follarme por ese culo que estaba muy dilatado mientras que ahora

lo que chupaba era uno a uno
los deditos de mis pies.

Gritaba de placer... mi vecino era un verdadero semental... me gustaban sus juegos... era igual de guarro que yo. Eran movimientos que me volvían loca... primero despacio, de pronto rápidos... paraba y sacaba su polla... yo recuerdo que lloraba, estaba demasiado excitada... por favorrrrr... le suplicaba a mi amo... cállate eres muy cerda, me decía con dulzura... yo me tiraba de los pelos y tuve fuertes espasmos cuando sin esperarlo, volvió a hincarme su durísima verga hasta lo más profundo del culo... aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa. Tras breves convulsiones, mi amo se corrió y cuando terminó... hice yo... lo que nunca me había pasado con mi marido... empezó a brotar con fuerza un gran chorro de pis, el cual fue tragado inmediatamente por mi amo... yo estaba fuera de mi, dando grandes alaridos, con fuertes temblores.

Pero no penséis que aquello acabó ahí, seguimos toda la noche... llenos de lujuria, probando absolutamente cada rincón de nuestros cuerpos que, lejos de estar cansados iban a más.

Y no sólo eso, sino que al amanecer, después de darnos una ducha increíble, volví a casa... casi igual de excitada... me desnudé y me metí en la cama con mi marido para obligarle a hacer todo lo que había experimentado minutos antes.

El caso es que, desde ese día... empezó un juego increíble, necesitaba a mi amo, seguirle como una gata en celo... que me hiciera todo lo que él quisiera y, por otro lado, ser yo la ama para obligar a mi marido a todo lo que le exigiera.



4 comentarios:

  1. Que bien que hayas vuelto, con esas nuevas historias. Me gustó mucho esa forma de ir desgranándolo todo tan detenidamente, tan pausadamente... eso es lo mejor del erotismo, exponiendo los sentimientos, las ganas del encuentro, ambientarlo todo para que sea más y más especial... más y más placentero.
    Genial.

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  2. Qué hermosa sorpresa me llevé hoy...!!
    Dos hermosas sorpresas, en realidad.
    Primero, tu visita a mi blog, Juank... y tus lindas palabras.
    Segundo, y lo más importante, encontrarme con éste lugar de fantasías, de erotismo y de belleza sensual y excitante.

    Te felicito (o los felicito, porque según entiendo, son dos personas que hacen éste lujo de blog, ¿no?)
    Desde luego, mil gracias por agregarme entre tus favoritos... y sin dudas que ya mismo agrego tu blog a mis enlaces favoritos... Y no por reciprocidad lisa y llana, sino porque éste blog merece eso y mucho más...!!

    Un besito y mil gracias...
    Ah... quedé gratamente perturbada leyendo éste relato. Me guardo para mañana seguir con otro...
    Otro besito...
    Mariel

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  3. Descubrí tu blog... aunque necesito más tiempo para leerte.

    Y lo haré, sin duda.

    Un saludo.

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  4. Gracias por visitar nuestro blog. Al devolverte la visita compruebo que este está lleno de fuerza.
    Me gusta.
    Besos

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