Vivir en la carcel

domingo, 21 de septiembre de 2008


La vida, sobre todo a partir de la adolescencia, fue un auténtico calvario... un camino lleno de sinsabores. Nací dentro de un cuerpo masculino pero según iban pasando los años, notaba que mis sentimientos y sensaciones eran la de una mujer. Pero no como una opción sexual a la que quisiera recurrir para mis placeres sino como una necesidad sicológica que golpeaba una y otra vez mi cerebro para poder desatarse de aquella auténtica prisión.

Odiaba mi físico masculino aunque la naturaleza, sabia como es, me dotó de una piel sedosa, manos pequeñas y finas y otra serie de atributos propios de la MUJER que me hacían llevar aquel lastre con algo más de dignidad. Pero claro, faltaba lo esencial para mí en esos momentos, ser aceptada como MUJER que soy por la sociedad.

Por eso os decía lo de la prisión... siempre he tenido que ser mirada como un bicho raro. Los médicos no sabían qué es lo que me pasaba, mis padres me castigaban y pegaban continuamente cuando veían ciertas actitudes, los compañeros del cole... en fin, siempre haciendo las cosas a escondidas en el interior de mi celda.

imagebam.com Ahora, por fin, pasados más de 40 años en los que, supongo que podréis imaginar como he vivido, he decidido dar un giro de 360 grados a mi vida y, para empezar, he tirado todas aquellas imágenes y recuerdos. Hace muchísimos años ya había nacido Alejandra en el cuerpo de Alejandro... ahora, que me he despojado de aquel lastre estoy preparada para afrontar mi nueva etapa... sin zancadillas familiares. Ahora la que realmente vive es Alejandra.

Y todo fue gracias a mi amiga Paula a la que conocí en el interior de ese mundo anónimo con el que tenía que vivir y que desde siempre fue el que me dio las más gratas horas de, hasta ese momento, mi triste vida: internet. Paula es una diosa con la que comparto TODAS mis ilusiones... ella es la maestra que me ha enseñado a vestir a enseñar al resto sin ninguna vergüenza cómo soy y sobre todo a que ponerme unas braguitas, pintarme los ojos o tocarme el ano no se debe hacer dentro de una celda... que sufran los demás (me decía). Y así empecé ha hacer, pero esta vez fuera de la presión social... de la mano de mi amor. Nunca, hasta el momento, me ha llamado la atención el tema de la operación, realmente ni Paula ni yo lo necesitamos. Las sensaciones y sentimientos de una chica es lo que necesitaba destapar sin ningún tipo de pudor... nuestros juegos sexuales son plenos y continuos. Somos dos auténticas gatas salvajes... dos MUJERES llenas de amor.


En honor a mi amiga Mariel.

5 comentarios:

  1. Mi querido y tierno amigo...

    En primer lugar quiero agradecerte con todo mi corazón tu dedicatoria. Pero principalmente la ternura, justamente, con que trataste éste tema que me toca por casi todos los costados en tu hermoso relato.

    En segundo lugar la forma como encaraste la historia, haciéndola más delicada y sensual al involucrar a dos mujeres. Aunque no tan frecuentemente como otras, una relación de tipo lésbica rondó por mi "cabecita loca" en varias ocasiones en que la fantasía me transportó a lugares mucho más dulces que la realidad (y como te dije hace poquito, soy muy fantasiosa).
    Además lo rematás perfectamente al decir "dos MUJERES llenas de amor", porque mi interior es absolutamente femenino. Jamás podría adoptar un rol activo (asumiendo que todos sabemos a qué me refiero) ni en un caso como el de tu relato, ni estando en pareja con un hombre. Sabemos que hay muchos hombres que tienen relaciones con mujeres de mi condición, que en ocasiones gustan de tomar ellos el rol pasivo. Eso JAMÁS lo podría hacer yo.

    Muchas gracias por todo esto y principalmente por tu delicadeza... En mi nombre y en el de todas las mujeres como yo.

    Un besito muy grande y agradecido...
    Mariel

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  2. hermoso relato , cargado de profundidad. Me gusta.
    besos pecaminosos

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  3. Hermoso relato, muy bien expresado y con mucha ternura escrito..
    Besos muy cálidos

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  4. Muy bonitas palabras y una genial dedicatoria.

    Besito-

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  5. Vida solo hay una, tenemos que ser lo que realmente sintamos, sin cárceles, sin barreras y sin miedos. No hay nada mejor en esta vida que ser dueño de tu propia vida.
    Me gustó mucho la desnudez del alma que haces en el relato.
    Un besito!

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