La niñera - III

martes, 21 de octubre de 2008

LA NIÑERA

Al atravesar el pasillo, no miró como estaba su hermanito pero yo, que en un principio estaba para eso, me fijé y vi que estaba muy dormidito... él iba como un poseso sin mirar atrás hacia su dormitorio. Entramos, cerré la puerta y le quité aquel estúpido albornoz quedando totalmente desnudo para mi sola...

Se dirigió hacia la cama dejándome gozar de la vista de su hermosísimo culo... yo, como una perra salida que estaba, eché el cerrojo a la puerta y empecé a desnudarme hasta quedarme como mi niño. Me volví y caminé hacia él... mis dos grandes pezones estaban duros, apuntando hacia el placer que me estaba esperando totalmente empalmado en aquella cama. Asi que me puse encima dejando mi coño cerca de su boca y agarré con firmeza su enorme polla introduciéndola de nuevo en mi boca... dándola lametazos... escupiendo en ella para aliviar su gran calentón. Él mientras tanto, había separado los labios de mi vulva y chupaba una y otra vez como si se tratara de una golosina... se notaba que no tenía experiencia, pero a mi no me importaba... al revés, me daba más morbo.

Por temor a que no controlase su eyaculación, quité mi boca de aquel manjar deslizándome por sus piernas hasta llegar a los pies... tan chiquitos. Fui besándolos por todas partes, metiendo mi lengua entre sus deditos, chupándolos uno a uno... saboreando... y mi dios que estaba gimiendo de pleno goce, cogió los míos e hizo exactamente lo mismo provocando mi primer orgasmo.
_ mmmmmmmmmm, ahora quien es el cerdo.
_ ufffffffff... yo, Elena, pero es que quiero ser más cerdo.
_ mi dios, puedes ser todo lo cerdo que quieras, haz lo que tú quieras.
_ dame tu culo Elena, quiero saber lo rico que sabe.

Y poniéndome de nuevo cerca de su cara le abrí mis glúteos dejando el ano a su antojo... y así pasó que empezó a meter uno de sus deditos...brusca y torpemente buscando algo, recorriendo con él, haciendo círculos todo el agujero... me hacía un poco de daño debido a su torpeza pero le ayudé con mi mano cambiando dolor por auténtico placer. Y en una de esas en las que sacaba su dedo para chuparlo y saborear el exquisito manjar que de aquel agujero sacaba, metió de un certero golpe su lengua, bien de punta...
_ aaaaaaaaaaaaaaaa Elena, qué rico sabe, qué placer... empuja...
_ no mi niño... estás muy excitado... vas a probar otro manjar más rico.

Me di la vueta dejando esta vez mi coño sobre su boca y comencé a echar una lluvia dorada en ella... cuando acabé, se avalanzó sobre el coño en busca de las últimas gotas... yo sujeté su cabeza para que no pudiera irse de allí y, tras unos instantes, provocó mi segundo orgasmo. Después y sin quitar su boca de mi coño me tumbé boca arriba y se fue deslizando poco a poco, ya más tranquilo, besando mi tripa, mis tetas, dándome besitos muy ardientes en el cuello... chupando las orejas... mordisqueándolas, hasta llegar a la boca... en un beso interminable y sabroso... intercambiando nuestra saliva para acabar follando mi coño con embistes muy fuertes provocando un infinito placer el cual tubo que ser acallado por mis manos, tapándome la boca... mi dios estaba fuera de sí... yo, en el placer absoluto. Perdí el conocimiento del lugar en el que estaba, solamente sentía una enorme polla en mi interior... adentro... afuera una y otra vez sin perder el ritmo de bombeo hasta que, tras un gran gemido, echo todo su semen en mi interior en varias e intensas sacudidas provocando mi tercer orgasmo.

Él había provocado el hecho de ser la mujer más feliz y, sobre todo, la necesidad de volver muchas más veces para cuidar a su hermanito...

2 comentarios:

  1. ¡Joder! ¡Qué bueno!. Acabo de leer tu relato erótico y estoy completamente empalmado. ¡Genial!

    ResponderEliminar
  2. Yo quiero una niñera como Elena! Que gustazo de relato! Estaremos a la espera de más entregas!

    Saludos

    ResponderEliminar

Publicar un comentario