Hubo una vez un joven que no tenía padres si no madrastra, una hermosa viuda con dos hijas a la cual más perversa. Era él quien hacía todos los trabajos de la casa y, como no tenía ni para vestidos, por eso le llamaban Ceniciento. A veces, antes que terminara su trabajo, sus bellas y perversas hermanastras querían jugar...
Claro, cuando llegaba la madrastra y no estaba terminado el trabajo, el pobre Ceniciento pagaba su ira mientras sus hermanastras se iban de fiesta...
Pero no siempre su madrastra estaba de mal humor y, si había hecho bien su trabajo, también tenía su recompensa...
Y colorín colorado, este cuento... de momento se ha acabado.
que rica la madrastra!
ResponderEliminaral menos es mejor que las otras malas!
pobre ceniciento, tan folladito por su culo, y ademas lo hacen trabajar....joder!
bueno, muy interesante version del cuento clasico...besos!!!!
me gustan esos cuentitos para irme a la cama....me seguis contando.
ResponderEliminarya sabía yo que no era como lo contaban, y que el privilegiado era el ceniciento, jajajaja, genial.
ResponderEliminarun besazo
nice
ResponderEliminarhttp://balloonaprivat.thumblogger.com/home/log/2010/10/dildo-ersatz.html
gracias por el detalle de poner mi regalo entre tus preciados regalos.
ResponderEliminarme has hecho muchisimo honor y lo valoro enormemente.
bello post, muy entretenido, y las imagenes geniales.
tu imaginacion no tiene limites, me gusta todo lo que escribes.
saludos.