360º

sábado, 7 de marzo de 2015

Una jornada más, un día de trabajo estresante, un día más de monótono ajetreo de casa al trabajo... un día más en el que no había pasado nada, ni una sorpresa buena ni mala.

Menos mal que sabía que, al llegar a casa me esperaba mi relajación. Ducha muy caliente, música de fondo y mi gran amigo, el ordenador.

Entrando, noté que algo raro iba a pasar ya que mi corazón empezó a latir más rápido. Llegué al dormitorio donde tenía, además el portátil y... allí estaba la sorpresa.

Su pequeño cuerpo, adornado con esa lencería rosa, aquella carita inocente y su sonrisa eterna me hizo cambiar la pesadez y tristeza con la que llegaba, a un estado de orgullo y euforia que ni yo mismo creía...
giro de 360º.

Hubo algo que me provocó una gran aceleración en mi estado... sus pies. Se giró y aquel manjar al final de sus cortas piernas me deslumbraron literalmente. Pequeños como si de una muñeca de porcelana se tratara. Había visto muchos pero aquellos...

No quería ver ni tocar otra cosa de su cuerpo.

Tomar con mis manos, delicadamente como si se tratase de pétalos de rosas, 
besar y lamer cada milímetro como solamente un amante de los pies femeninos podía lograr, 
surcar con mi lengua cada rincón de sus deditos como ese gran profesional, 
oler ese aroma a limpieza, pureza e inocencia... 
morir de placer en aquellos momentos en los que el tiempo se detuvo.

Lo demás me lo imaginaba... era lógico. Pero lo que no estaba tapado tenía que ser la recompensa. Y así fue ante mi incredulidad. Extendió sus piernas hasta llegar con la punta de sus pies hasta mí. La inocencia que se desprendía de mi cara hizo que ella supiera que era lo que quería.

Solo el hecho de tomarlos con mis manos, notar su calor y suavidad provocó una intensa erección y, cuando me acerqué a ellos y posé los labios sobre sus delicadas plantas, una lágrima brotó. 
No me lo podía creer.

Y así pasó un rato... entregando todo el placer que le podía ofrecer al recibir un premio. No hubo por su parte jadeos, respiraciones aceleradas, gritos... no sé si ella estaba sintiendo gusto aunque, solamente con aquella carita de felicidad, era suficiente.


5 comentarios:

  1. He de respirar profundamente para dar tiempo a que fluyan mis palabras, pero se me quedan congeladas en la garganta una vez que logran evadirse de mi mente...
    Y es que me sorprendes. Me gusta esta forma tuya. Muchísimo.
    Besos de Pecado.

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    1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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    2. Gracias, los sentimientos no se pueden provocar y aunque en mis principios fue puro relato, hay veces que ese escape se canaliza de otras formas.

      A tus PIES *

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  2. Me encanta, siempre me ha fascinado tu manera de escribir, no se porque no nos deleitas mas con tus palabras, porque eres buenisimo escribiendo cielo, hazlo mas a menudo please

    besotes

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    1. Gracias cielo pero ya sabes por qué dejaron de fluir esas palabras. Ahora, sin provocarlo van saliendo.

      A tus PIES adis

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