Laura... mi gordita.

miércoles, 9 de enero de 2008

Llevábamos poco en la ciudad pero me tuve quedar prisa en tener amigos en el trabajo. Soy un poco tímido para estas cosas, pero la idea de estar solo me agobiaba.

A los tres meses, mas o menos, ya éramos 6 en la pandilla del trabajo que siempre quedábamos para correr nuestras juergas... tres chicas y tres chicos.

Yo estaba loquito por Laura... 26 años, pelirroja, estatura media, más bien gordita y con unos lindos pies... Era muy risueña, siempre atenta a estar bien con todos y muy romántica.

El viernes quedamos todos los de la pandilla, nos liamos a beber y sobre las tres nos quedamos solos Laura y yo. A ninguno nos apetecía que aquello acabara así que seguimos nuestra “juerga” particular. En un momento, mientras íbamos en el coche, nos quedamos callados hasta que rompí el silencio... ya no podía más...
_ ¿te apetece tomar la “penúltima”?...
_claro... pero en mi casa... que creo que en la tuya hay demasiada gente...
_ vamos para allá, yo encantado.

Yo vivía con mis padres... me acababa de separar y la idea de Laura me pareció genial... me abría las puertas de su casa. Ella compartía piso con otras dos amigas.

_ Pasa y ponte cómodo, estamos solos... Ana y Mónica están de vacaciones... me voy a dar una duchita, haber si me espabilo un poco... menos mal que mañana no curramos jajajajajajaaj
El apartamento era pequeño... un dormitorio con dos camas, una litera y una baja... pufffff.... mi cabeza empezó a calentarse pensando en qué cosas harían esas tres chicas.... así que decidí ponerme un refresco para bajar el calentón.

Mientras, oía el agua de la ducha y pensaba en Laurita desnuda... empapada. Hice intención de ir al baño en el momento justo en que cesó de caer el agua y allí me quedé sentado esperándola... le había preparado otro refresco. De pronto se abrió la puerta del baño y Laura salió envuelta en una toalla.
- espero que no te importe... no te irás a escandalizar...
- claro que no... de verdad que me encanta que estés así, estás preciosa.
Se sentó a mi lado y se notaba que estaba cómoda porque al rato de estar allí, se quedó dormidita apoyando su cabeza en mi hombro. Yo estaba muy excitado... aquella situación me desbordaba... mi gran amor platónico estaba ahí, apoyada en mí hombro. Era la mejor oportunidad que nunca antes había tenido con Laura... y no sabía si iba a volver a tenerla. La tumbé sobre el sofá con muchísimo cuidado para que no despertara y al hacerlo, su toalla quedó desabrochada dejando ver sus grandes pechos... eran preciosos... con los pezones anchos y duros. No podía más, me desabroché el pantalón y comencé a masturbarme delante de mi Laura hasta que noté que estaba a punto de correrme y paré, me puse de rodillas delante de sus pies y, tomándolos suavemente con las manos, empecé a chuparlos... eran lindísimos, como si fuesen de una muñequita de porcelana... pequeños, gorditos con los dedos iguales. Metía la lengua entre ellos intentando sacar el máximo gusto. Los besé por debajo... tenían un olor especial.

Seguía muy excitado a pesar de que me había hecho una paja ya que los pies de Laura era lo más sensual que había visto nunca. Mientras que mi lengua seguía jugando con sus pies, noté como se empezó a despertar ya que su boca estaba emitiendo pequeños gemidos. La miré y vi que estaba con los ojos cerrados y se había desabrochado del todo la toalla... mi Laura, mi gordita... allí, encima del sofá, estaba desnuda dejándome ver su seboso y atractivo cuerpo. Ya no me importaba que se despertara. Ella también estaba excitada y tenía que aprovechar, así que me abalancé sobre su coño y, separando sus muslos, puse mis labios sobre aquella preciosa raja. Aquello sabía muy bien... se corrió y tragué todo sus fluidos.. yo estaba fuera de mí, poseído por una excitación suprema. Me había comido el coño de Laura y había notado como se corría en mi boca mientras que me sujetaba con sus manos apretando mi cabeza contra su vulva.

De pronto, aquella diosa empujó mi cuerpo quedando de nuevo sentado. Comenzó a desnudarme... ahora era ella la que estaba actuando como una posesa jadeando como una perra en celo. Según me quitaba la ropa, iba besando mi piel, mordiendo mi carne... era increíble cómo estaba Laura. Al fin me quitó los calzoncillos y, tomando mi polla dura con sus gruesas pero suaves manos, se la introdujo en su boca.
- aaaaaaaaaaaaa, que bueno Laura... eres increíble tía, chupa mi diosa.
Recorrió todo mi falo con aquella lengua, subiendo y bajando una y otra vez a la vez que seguía jadeando. Me fijé que, a través del espejo de una vitrina que tenía en aquel salón, podía contemplar ese hermoso culo lo cual me excitó aún más ya que empecé a imaginar lo que podía hacer... y en ese momento... dando un gran grito, eché dentro de la boca de Laura todo el semen. Ella tragó todo y me dejó bien limpio. Con un ágil movimiento se sentó encima de mi dándome un sabroso e interminable beso en la boca, rebuscando con su lengua la mía... fue un imparable intercambio de fluidos. La cogí por las caderas y, dándole un empujón la puse a cuatro patas. Estaba apoyada sobre el suelo besando mis pies pero sus piernas estaban encima del sofá, con su enorme culo delante de mi cara. Separé sus glúteos y apareció el ano de mi diosa el cual comencé a lamer con sumo gusto ya que sabía bien rico... hasta que vi que estaba súper mojado. Ante mi asombró, Laura deslizó una mano y, tomando la mía, la llevó hasta su ano...
- ajjjjjjjjj, tócame amor... haz con mi culo lo que quieras.
Yo le obedecí y metí uno de mis dedos por aquel agujero, metiendo y sacándolo lentamente mientras Laura lloraba de gusto. Aquello se dilató tanto que pude meter hasta la mano entera... mi diosa seguía llorando de placer a la vez que me suplicaba que la follara por el culo y así lo hice, corriéndome dentro de ese gran ano.
- ¿Ves mi mano?, le dije... ¿cómo está?... sucia, de una cerda. Límpiamela, guarra...
- Si mi Amo, perdóname... quitaré la caca con mi lengua...
- Ahora vamos al water...
Fuimos para allá y en el camino me daba cuenta que los dos estábamos idos... lo que había empezado por un encuentro sexual normalito se estaba convirtiendo en sexo duro. Tenía a Laura ya no como simple compañera de sexo sino como esclava a mi servicio.
- ... venga perra, empieza a lamer el inodoro y déjalo bien limpio...
Laura abrió su boca, sacó la lengua y empezó a chuparlo. No podía imaginar lo que estaba haciendo con esa diosa. Al rato me empezó a suplicar que le mandara más cosas, necesitaba sentirse más sometida por su Amo, así que le agarré de su melena y, sin hacerle daño, nos fuimos hacia el dormitorio de su compañera... quería que se imaginara que ella estaba allí, viéndola como era su amiga de cerda.

Primero la tumbé y, abriéndole las piernas y los brazos, la até a la cama y oriné sobre ella para que estuviese más guarra. Laura de todas formas, seguía suplicándome que no parase... se sentía cada vez más cerda. Me fui a buscar unas bragas de la compañera que supuse habría en la lavadora, se las llevé a mi diosa y le dije que las chupara para limpiar todos los flujos que tenían y, aunque no quería, me obedeció. Así, la desaté y mientras con su lengua las limpiaba, la puse a cuatro patas y tirando de su larga melena la follé hasta que los dos caímos derrotados.

Laura, siempre me agradeció la noche tan buena que había pasado conmigo y me prometió que siempre sería la cerda y puta que yo quise aquel día que fuera.

Dedicado en especial a Javier.

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