Vida dura

Cuando me pude recuperar del tremendo trajín con Fabiola, me levanté y fui al baño.

Como un instinto, mientras mi cuerpo se relajaba dándome una rápida ducha, miré por la ventana empañada y vi una silueta pequeña… quién podía estar en la piscina.

Con cuidado aparté con la mano un poco del vaho. Era una chica latina como… ¡claro! La hermana menor de Fabi.
Lavándose, ajena a mi mirada… o eso pensaba hasta que se tumbó sobre la fría piedra y sonrió.

Qué dura es la vida y lo que hay que luchar... para no sucumbir a las pasiones de nuestra mente... puffffffffffffffffffffffff.